La iniciativa de Trump para la migración voluntaria desde la Franja de Gaza: un estudio de viabilidad

Por: Ram Cohen
Fuente: INSS
Traducción: Gastón Saidman

La iniciativa de Trump para la emigración voluntaria de los palestinos de la Franja de Gaza puede indicar un cambio en el enfoque para abordar la destrucción generalizada en la Franja misma y la falta de vivienda para sus residentes desplazados, y también pretende involucrar activamente a Egipto y Jordania en la solución de los dilemas derivados de esta situación. Si la iniciativa se implementa, hay que garantizar que el proceso se lleve a cabo con la participación de los migrantes y con su voluntad, que los incentivos que se les ofrezcan sean significativos y que se establezca un mecanismo de seguimiento internacional para garantizar sus derechos. Al mismo tiempo, Estados Unidos y las partes pertinentes en la arena internacional deben llevar a cabo un diálogo con los palestinos que desean emigrar, a fin de incorporar en la iniciativa respuestas a sus deseos y formular condiciones que permitan una solución justa y amplia. Se recomienda que Israel actúe como un “actor secundario” que no lidere abiertamente la idea y su implementación, pero que permita a los habitantes de Gaza abandonar la Franja si así lo deciden.

La Franja de Gaza es una de las zonas más densamente pobladas y complejas del mundo. Es el hogar de más de 2,1 millones de residentes. En vísperas de la guerra del 7 de octubre, prevalecían condiciones de crisis económica, social y humanitaria. La presión demográfica, el alto desempleo (80 por ciento) y la dependencia de la ayuda extranjera hicieron que la Franja de Gaza fuera una zona extremadamente difícil para vivir. Todo esto ha empeorado considerablemente tras la guerra que comenzó el 7 de octubre, que ha provocado una destrucción generalizada de la infraestructura. En este contexto, la iniciativa del presidente Trump de trasladar a los residentes de la Franja de Gaza a otros países (Egipto, Jordania, Albania e Indonesia) representa un punto de inflexión en el abanico de enfoques diferentes para abordar la crisis en esta afectada región. La idea -crear mecanismos que permitan a los residentes que  deseen abandonar la Franja de Gaza voluntariamente y de manera ordenada, garantizando al mismo tiempo sus derechos. Es un tipo de iniciativa que permitirá reconstruir la Franja y al mismo tiempo reducir la carga que supone encontrar soluciones habitacionales y una respuesta humanitaria para los cientos de miles de personas desplazadas en su territorio. Esta propuesta plantea importantes cuestiones sobre su viabilidad política, económica y jurídica, así como sobre sus posibles repercusiones regionales e internacionales.

El lado israelí

El debate sobre la cuestión de fomentar la migración voluntaria desde la Franja de Gaza ha surgido varias veces en el ámbito público y político de Israel. Las encuestas realizadas por la empresa “DIrect Polls” en 2024, durante la guerra, indicaron que aproximadamente el 80% de los encuestados en Israel apoyan el fomento de la migración voluntaria de los residentes de Gaza, en comparación con el 12% que se opone.

Los derechos humanos relacionados con la libertad de movimiento y elección de las personas dentro de su propio país y en otros países están protegidos por el derecho internacional. Los tratados internacionales, incluido el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, limitan la capacidad de un Estado de ejercer presión directa o indirecta para fomentar la migración forzada. Además, muchos residentes de Gaza están registrados como refugiados por la UNRWA, un estatus que les dio acceso a ciertos derechos, incluida la asistencia económica, lo que puede constituir un obstáculo para fomentar la migración, ya que la salida voluntaria puede dar lugar a la pérdida de la asistencia proporcionada por la organización. Por otra parte, el fomento de la migración voluntaria, sobre la base de incentivos económicos y mejores oportunidades en otros países garantizados por los países receptores y el sistema internacional, puede considerarse legítimo siempre que se preserven los derechos humanos de los migrantes y no se los someta a coerción directa o indirecta. Por lo tanto, el fomento de la migración voluntaria requiere un respaldo jurídico sólido, que evite preocupaciones sobre violaciones de derechos.

Fomentar la inmigración podría reducir la carga sobre la deficiente infraestructura de la Franja y mejorará la calidad de vida de los residentes restantes. El hecho de que la iniciativa no venga de Israel sino de Estados Unidos reduce las dificultades jurídicas y le permite conseguir apoyo en el ámbito internacional. Israel, desde su perspectiva, puede ver esta iniciativa como una ventaja estratégica significativa: reducir la carga demográfica y de seguridad en su frontera sur. Esta opción también puede reducir las amenazas a la seguridad de Israel, ya que la salida voluntaria de una parte de la población también puede conducir a un menor apoyo a las organizaciones terroristas. La iniciativa, en el contexto de Egipto y Jordania, aparentemente tenía por objeto aprovechar su participación en la solución de la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, así como en la estabilización y reconstrucción de la Franja o en la absorción de migrantes para reducir allí la presión humanitaria.

Por otra parte, existe el peligro de que el fomento de la inmigración se considere una política coercitiva o discriminatoria, lo que podría provocar críticas internacionales generalizadas. Del mismo modo, alentar la migración voluntaria puede interpretarse como un intento de vaciar la Franja de su población de manera que debilitará el reclamo palestino sobre el territorio y como un paso preliminar a las intenciones de anexar territorios de la Franja a Israel. Por lo tanto, sin el consentimiento de los países para absorber a los inmigrantes, el plan no será viable.

Disposición de los países para acoger a los migrantes en Gaza durante la guerra:

En octubre de 2023, al comienzo de la guerra, Escocia expresó su voluntad de acoger a los refugiados palestinos de la Franja de Gaza. El primer ministro de Escocia, Humza Yousaf, afirmó que el país está listo para aceptar refugiados y llamó a otros países a unirse al esfuerzo humanitario. Canadá anunció en mayo de 2024 su intención de aumentar el número de refugiados palestinos de Gaza que serán absorbidos por el país, como parte de un programa que incluye la concesión de visas de absorción temporal a aproximadamente 5.000 palestinos con familiares en Canadá. Además, el diputado Danny Danon señaló que los países de América del Sur y África han expresado su voluntad de absorber refugiados de Gaza a cambio de apoyo económico y enfatizó la necesidad de facilitar las cosas a los palestinos que desean emigrar a otros países.

Iniciativa Trump

La propuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, de trasladar a los refugiados palestinos de la Franja de Gaza a países vecinos, concretamente a Egipto y Jordania, (e incluso a países lejanos como Albania e Indonesia) ha provocado un amplio debate en el ámbito internacional y regional. Trump señaló que había hablado con el rey Abdullah II de Jordania sobre la posibilidad de aceptar refugiados palestinos en su país, y que también había discutido el tema con el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi. Según él, la situación en Gaza es un “lío” y “algo tiene que suceder, allí está casi todo destruido. Prefiero construirles viviendas en un lugar donde puedan vivir en paz”.

Además, en su reunión con el primer ministro Benjamín Netanyahu el 4 de febrero de 2025, Trump propuso una iniciativa por la cual todos los residentes de la Franja de Gaza serían trasladados a otros países. Trump señaló que Estados Unidos asumirá la responsabilidad de limpiar las bombas y los escombros en la Franja y trabajará por un desarrollo económico que proporcione empleos y viviendas. Incluso sugirió que Estados Unidos asumiera la propiedad a largo plazo de la Franja de Gaza, con el objetivo de promover la estabilidad en el Medio Oriente. Netanyahu calificó la idea como “innovadora”.

Cabe destacar que los países árabes expresaron una fuerte oposición a la iniciativa. Se niegan a aceptar refugiados de la Franja de Gaza: Egipto ha expresado su firme oposición a cualquier intento de albergar a refugiados palestinos en su territorio, principalmente por temor al cambio demográfico en la península del Sinaí y a socavar la estabilidad interna del país. El presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, declaró que Egipto no aceptará ningún intento de trasladar palestinos a su territorio y que la solución a la cuestión palestina debe encontrarse dentro de las fronteras de Palestina. Jordania también rechazó rotundamente la propuesta: el portavoz del gobierno jordano, Muhammad al-Momani, declaró que “la seguridad nacional jordana está vinculada a que los palestinos permanezcan en su tierra y se nieguen a emigrar”.

Aunque la iniciativa del presidente Trump indica un cambio en el enfoque de Estados Unidos hacia el conflicto israelí-palestino, los socios árabes de Estados Unidos la ven como un potencial para socavar el statu quo en sus países, y no necesariamente un paso hacia el alivio de las tensiones relacionadas con la cuestión palestina. En una declaración conjunta emitida en la Cumbre de ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe en El Cairo el 1 de febrero, los representantes de los países enfatizaron su compromiso con la solución de dos Estados y con la preservación de los derechos de los palestinos, al tiempo que rechazaron la idea de desplazar a los residentes de Gaza. Señalaron que se deben apoyar los esfuerzos para reconstruir la Franja y que los palestinos deben permanecer en sus tierras. Sin embargo, a pesar de su resistencia inicial, los países árabes, en particular Egipto y Jordania, pueden lograr las transformaciones económicas que son esenciales dada su situación económica, si se les convence de cooperar con la implementación de la iniciativa. Para Egipto, por ejemplo, absorber refugiados en el norte del Sinaí podría contribuir al desarrollo de la región y fortalecer la economía local. Jordania debe afrontar desafíos demográficos y políticos que podrían socavar el delicado equilibrio entre la población palestina y la población jordana. Pero una financiación adecuada y una planificación cuidadosa de las zonas residenciales para inmigrantes en el sur del reino, por ejemplo, pueden convertirse en una oportunidad para fortalecer la economía del país.

Sin embargo, para los palestinos que respondan positivamente a la iniciativa y decidan abandonar la Franja de Gaza, la iniciativa puede ofrecer una oportunidad real de mejorar las condiciones de vida. La inmigración a otros países, con la promesa de incentivos económicos, infraestructura y servicios, puede hacer posible la vida de muchas familias. Según una encuesta del PSR Institute, dirigido por el Dr. Khalil Shekaki, una proporción significativa de los habitantes de Gaza ha expresado su deseo de emigrar: el 44% de los habitantes de Gaza de entre 18 y 29 años están interesados en abandonar la Franja si se les da la oportunidad. Las razones son diversas: las difíciles condiciones humanitarias, el alto desempleo, el férreo control de Hamás y la sensación de desesperanza de que la situación mejore. Por ello, para muchos residentes, la posibilidad de abandonar la Franja se ha convertido en un sueño, sobre todo teniendo en cuenta la difícil situación económica y de seguridad en la que se encuentran. Sin embargo, la iniciativa está generando oposición entre Hamás y la Autoridad Palestina, debido a que temen que se interprete como otra “Nakba” y una renuncia al derecho de los palestinos a la autodeterminación.

La iniciativa también plantea cuestiones jurídicas. El fomento de la migración voluntaria debe realizarse respetando los derechos humanos y sin coerción. El énfasis de esta iniciativa está en los incentivos positivos, más que en aplicar presión o coerción. Se espera que la participación de organismos internacionales como la ONU –si coopera en la promoción de la iniciativa Trump– garantice que ésta cumpla con los estándares internacionales. Además, si muchos países participan en el proceso y lo lideran, puede reducir las preocupaciones sobre críticas legales en el ámbito mundial.

La encuesta del Índice de Israel del Jewish People Policy Institute (JPPI) del 3 de febrero de 2025 indicó que el 52% de los judíos en Israel considera que la iniciativa es práctica y que se deben hacer esfuerzos para impulsarla, mientras que otro 30% la considera una idea positiva pero inviable. Esto significa que, en general, más del 80% de los encuestados apoya la idea de la emigración voluntaria de los residentes de Gaza.

Beneficios económicos y políticos de la iniciativa Trump

Los aspectos clave para fomentar la migración voluntaria son la necesidad de crear incentivos económicos significativos tanto para los propios migrantes como para los países receptores. Estados Unidos y otros actores internacionales pueden ofrecer paquetes de ayuda económica a gran escala (se estima que el costo de la migración de alrededor de medio millón de residentes de Gaza es de unos 14.000 millones de dólares), pero la pregunta clave es si esta ayuda será sostenible en el largo plazo o si se convertirá en un factor que provoque la oposición de los países receptores, que temen las implicaciones económicas, sociales y de seguridad asociadas con la absorción de una población palestina significativa. Si la iniciativa pasa a una fase práctica, Estados Unidos fortalecerá su posición como líder mundial en la promoción de soluciones pragmáticas al conflicto israelí-palestino, reduciendo al mismo tiempo la carga diplomática y política que recae sobre él en esta cuestión.

Por otra parte, en el escenario pesimista, la fuerte oposición de los países de la región, junto con la oposición del liderazgo palestino y de las organizaciones internacionales, significará que la iniciativa no se implementará o encontrará muchos obstáculos. Además, la falta de voluntad de los países anfitriones para cooperar con la iniciativa puede llevar a su fracaso, empeorando la situación humanitaria en la Franja de Gaza y fortaleciendo las afirmaciones de la comunidad internacional contra Israel y los Estados Unidos de que están tratando de deshacerse de la población palestina en lugar de abordar la raíz del conflicto. En este escenario, la iniciativa de Trump podría convertirse en un tema polémico en el ámbito internacional.

Resumen

Uno de los aspectos importantes de la iniciativa de Trump es el reconocimiento de que resolver el problema de Gaza no es responsabilidad exclusiva de Israel, sino que requiere una amplia participación regional e internacional. Es esencial cambiar la percepción de que la Franja de Gaza es únicamente un problema israelí, ya que la responsabilidad de encontrar una solución en el marco de la iniciativa también recae en los países árabes. Además, las soluciones no están enteramente en manos de Israel. Por ejemplo, Israel no puede promover la desradicalización sólo entre los palestinos, y el tratamiento del problema palestino debe derivarse de una realidad regional general.

Para implementar la idea del presidente Trump se necesita coordinación internacional, amplios recursos económicos y garantizar la protección de los derechos humanos de los inmigrantes. En esta etapa, la propuesta de Trump sí marca un cambio en la política estadounidense hacia el conflicto israelí-palestino y las reglas del juego utilizadas para resolverlo (el esquema de “dos estados para dos pueblos”), pero aún no incluye mecanismos claros para la implementación efectiva de la iniciativa. La cuestión central es si el mundo árabe y la comunidad internacional estarán dispuestos a promover esa solución y si los propios residentes de la Franja de Gaza la verán como una oportunidad real de mejorar sus vidas o si seguirán viéndola como un intento de debilitar la identidad nacional y los derechos de los palestinos a la autodeterminación.

Sobre el autor:

Ram Cohen

Ram Cohen es el coordinador del programa “Relaciones israelí-palestinas” y del proyecto “Cómo prevenir el deslizamiento hacia una realidad de un solo Estado” en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional. Se desempeñó como oficial de inteligencia en el campo de la investigación, incluida la investigación política palestina. Ram es graduado de la Universidad Hebrea: completó una licenciatura en ciencias políticas y relaciones internacionales con honores del decano, así como una maestría en relaciones internacionales con especialización en seguridad y diplomacia. Ocupó diversos cargos en el sector público: en la Knesset, en las oficinas de Yitzhak Herzog y AviDichter, en la Oficina del Portavoz del Primer Ministro y en la División Internacional de la Autoridad de Innovación. En su último puesto, como director de proyectos, dirigió la fusión entre Philips y la empresa de alta tecnología Algotech.

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