El dilema iraní después de la guerra

Por: Gastón Saidman

Tras 12 días de guerra entre Irán e Israel, se respira una sensación de calma gracias al alto el fuego. Quienes vivimos en Oriente Medio y analizamos su cultura política no creemos que este alto el fuego sea relevante. En realidad, la pregunta que se plantean los habitantes de esta parte del mundo es: ¿cuánto durará el silencio antes de la próxima escalada?

Si bien se habla de la posibilidad de establecer un diálogo entre Irán, Estados Unidos e Israel, esto se expresa con mayor intensidad entre los países árabes. A lo largo de la historia, los países islámicos han caracterizado el diálogo diplomático como un paso a favor de Occidente, ¿y por qué? Porque el enfoque y el debate que siempre ha existido entre estos países es si el diálogo significa abandonar las tradiciones y acercarse al mundo moderno, o mantener una oposición firme que no afecte a los musulmanes ni a su pasado.

En este punto, el dilema es el ya mencionado. Si bien el liderazgo iraní es consciente de que no puede derrotar a las potencias mundiales de otra manera que no sea cediendo a la diplomacia, aún desea presentar una postura firme para, de alguna manera, limpiar su imagen de país perdedor ante sus aliados tras el ataque profesional que sufrieron por parte de Israel y el apoyo de Trump.

El reto para Irán será aprender a jugar con ambos bandos, algo en lo que tiene cierta experiencia, pero esta vez es diferente. La presión en la escena política internacional, al no recibir el apoyo deseado, obliga a Teherán a considerar cuidadosamente sus próximos pasos, pero sin dañar la imagen de liderazgo fuerte de los ayatolás.
Irán ya recibió un ultimátum según el cual si no llega a un acuerdo con Estados Unidos antes de agosto, Europa apoyará una serie de sanciones más estrictas, que dañarán su economía.

Así que no queda otra opción que la vía diplomática. Esto tiene un coste, y está ligado a la política interna de la república chií, lo que plantea la cuestión de si iniciar o no un diálogo diplomático. Pero en este caso, la diferencia radica entre el gobierno actual y la oposición.

En estas circunstancias podremos descifrar si detrás del diálogo hay una voluntad real de llegar a un acuerdo, y por ahora no es así, en estos momentos no hay una atmosfera positiva al rededor del dialogo y según Irán con los Estados Unidos tiene todas las puertas cerradas, eso es lo que hace creer a sus aliados.

Política interna y social de Irán:

El actual gobierno iraní tiene una oposición, pero lamentablemente no es muy fuerte. Incluso hemos visto manifestaciones de grupos estudiantiles que representan las voces del pueblo iraní cansado de la dictadura, y que opta por políticas pacíficas, modernas y abiertas. Lamentablemente, durante una de estas manifestaciones, Hadis Najafi, una joven de 20 años, fue asesinada por la Guardia Revolucionaria. Su asesinato se produjo después del asesinato de Nika Shakrami, otra joven secuestrada por oponerse al régimen iraní. Najafi estaba en la manifestación exigiendo justicia para Nika, pero la pobre mujer tuvo su triste final cuando la situación se tornó más violenta y los guardias del régimen dispararon contra sus propios ciudadanos.

Como cualquier gobierno autoritario, Teherán opta por usar la violencia contra sus oponentes, pero eso no significa que no vea la deshonestidad de estos grupos como un desafío que enfrentar. Más allá de la violencia, utilizan una propaganda de unidad, una retórica en la que culpan a Occidente de la miseria del pueblo iraní y buscan puntos en común en su odio a Israel. Todo esto les sirve de motivación y esperanza para convencer a la mayoría de los iraníes de apoyar al gobierno actual.Dentro del parlamento, podemos observar cómo incluso grupos no extremistas ni religiosos apoyaron al gobierno durante la guerra, mostrando empatía por el sufrimiento causado por el ataque israelí. Los ayatolás vieron esto como una oportunidad para promover por todos los medios los funerales de los generales caídos, como una forma de crear un ambiente de cooperación y unidad en la sociedad iraní.

Manifestación en contra de Estados Unidos durante la guerra de 12 días

Punto de vista iraní

Así que volvemos a las diferencias que explico en todos mis artículos entre la perspectiva occidental y la perspectiva basada en la cultura política de Oriente Medio. Dado lo anterior, el fin de la guerra no beneficia a Irán. Simplemente ahora no tiene motivos para culpar a Israel ni a Trump por su desgracia y, por lo tanto, unir a sus ciudadanos a su favor. De no haber un conflicto externo, el pueblo iraní  se centrará con el tiempo en sus problemas y diferencias internas. Esto no le conviene al régimen actual, y por lo tanto, tendrá que encontrar otra forma de controlar a sus ciudadanos.
Entre las estrategias empleadas por el régimen iraní se encuentra la persecución continua de sus oponentes. Buscan, entre otros, a ciudadanos sospechosos de colaborar con Israel. Hasta la fecha, han arrestado a 800 ciudadanos acusados de traición. Esto significa que si no logran convencer a la gente de que se alinee con ellos, lo harán a través del miedo.

El comportamiento de Irán en el ámbito internacional

Irán intenta mantener una imagen sólida; su objetivo de convertirse en el país líder del mundo islámico se mantiene intacto. Hace unas semanas, el parlamento iraní amenazó con poner fin a la cooperación con el OIEA, y ya se están llevando a cabo conversaciones para implementar este objetivo. Esto demuestra que en política interna no hay indicios de conformarse con la perspectiva occidental, y la idea es seguir impulsando el criminal programa nuclear, según el portavoz del Comité de Seguridad Nacional Ebrahim Rezaei, enfatizó la necesidad de fortalecer las capacidades de defensa del país, asignar el presupuesto de seguridad nacional.

Cortar lazos con el OIEA permitiría a Irán desarrollar uranio sin supervisión, pero seamos sinceros, incluso con supervisión, los informes no eran ciertos, e Irán ya estaba cerca de obtener una bomba nuclear. Esto significa que el ataque sorpresa de Israel, con apoyo americano, se planeó justo a tiempo, pero el mundo aún no lo ha visto. Por lo tanto, los analistas políticos deberán prestar mayor atención a los movimientos de Irán, y el mundo deberá comprender por qué en Oriente Medio, sin duda, nos encontramos en un período de calma antes de la próxima escalada. Sin embargo, si no vigilamos los movimientos de Teherán, nos arriesgamos a que la próxima acción agresiva esté aún más preparada, pero sea peor, con armas letales siendo creadas ante nuestras narices.

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