El ataque iraní: una oportunidad para reparar las relaciones entre Israel y Jordania
Por: Dr. Ofir Winter
Fuente: INSS
Traducción: Gastón Saidman
La participación de Jordania para frenar el ataque iraní a Israel tiene como objetivo proteger su soberanía frente a los crecientes intentos de subversión que el reino enfrenta desde el 7 de octubre. ¿Cómo pueden Jerusalén y Ammán convertir el desafío común en una oportunidad para una reparación más profunda de sus relaciones?
Desde el 7 de octubre, Jordania se enfrenta a dos desafíos cada vez más intensos: el primero: la subversión por parte de Irán y sus milicias regionales subordinadas, que desafían la soberanía jordana y trabajan para convertir el espacio aéreo y terrestre del reino en un escenario de combate, contrabando y terrorismo contra Israel; y el segundo: la presión de elementos islamistas dentro y fuera del país para cancelar los acuerdos de paz y normalización con Israel y para que el reino se ponga del lado de Hamás. Se espera que la capacidad del palacio para frenar ambos desafíos tenga consecuencias para las relaciones entre Israel y Jordania, así como para las luchas de poder entre los elementos pragmáticos y radicales en el Medio Oriente. Por lo tanto, la amistad de Jordania en la región y en el mundo incluido Israel, debe estar de su lado en este momento crucial.
En las últimas semanas, Jordania ha sido arrastrada, contra su voluntad, al corazón de la campaña en curso entre Israel y sus enemigos desde el 7 de octubre. La noche del sábado al domingo participó incluso en el esfuerzo regional e internacional para frenar el ataque iraní con misiles y vehículos aéreos no tripulados contra Israel. Los objetos que penetraron en el espacio aéreo jordano fueron interceptados con éxito y pusieron al reino en conflicto con Irán y posiblemente segmentos de su población que apoyaron el ataque.
La posición de Jordania requería un valor considerable. Según un informe de una agencia de noticias cercana a la Guardia Revolucionaria, Irán amenazó antes del ataque con que la cooperación con Israel también lo convertiría en un objetivo. En respuesta, el comisionado temporal iraní en Jordania fue convocado a una llamada de amonestación en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania, tras lo cual la embajada iraní en Ammán renunció a la amenaza. Una editorial del diario jordano ‘Al-Rai’ del establishment afirma que Jordania no será utilizada como escenario para el ajuste de cuentas o como tablero de ajedrez para luchas regionales. El Ministro de Asuntos Exteriores jordano, Ayman al-Safadi, subrayó que Jordania se habría comportado del mismo modo ante el uso israelí de su espacio aéreo para atacar a Irán. Advirtió a Irán que no dañara a Jordania como parte de su guerra con Israel, y en este contexto también mencionó el contrabando de armas y drogas de Siria a Jordania y los ciberataques llevados a cabo por milicias proiraníes contra instituciones estatales jordanas.
Estas declaraciones se produjeron en el contexto del intento de Irán y sus representantes de acelerar en los últimos meses el esfuerzo operativo para socavar la soberanía de Jordania y convertir su espacio aéreo y terrestre en un frente activo en la lucha contra Israel. En noviembre de 2023, se reveló un intento de contrabando de seis millones de shekels en efectivo ilegal en la frontera entre Israel y Jordania. A principios de marzo de 2024, se informó sobre los temores israelíes de la infiltración de grupos terroristas procedentes de Jordania, y posteriormente se produjeron incidentes y reveses en la frontera. A esto se suma el uso repetido a lo largo de la guerra del espacio aéreo de Jordania, por parte de proiraníes en Irak y Yemen, para ataques con vehículos aéreos no tripulados contra Israel, así como el anuncio del Hezbollah iraquí a principios de abril de su intención de armar a 12.000 jordanos para luchar contra Israel.
No menos inquietante es el intento de los Hermanos Musulmanes de aprovechar la campaña en la Franja de Gaza la cual ellos presentan como una guerra religiosa para restaurar su posición en el espacio árabe en general, y en Jordania primero, después de una década de decadencia. Aunque las oficinas de Hamás en Jordania fueron cerradas en 1999 y los Hermanos Musulmanes fueron ilegalizados en 2016, los elementos islamistas en el reino todavía tienen una alta capacidad de movilización entre la opinión pública jordana. Además, su influencia atraviesa poblaciones y no se limita a los jordanos de origen palestino. Según encuestas realizadas el año pasado, en un momento en que cerca de la mitad del público jordano es hostil a Irán y lo ve como un competidor y enemigo de Jordania, dos tercios o más de los ciudadanos del reino ven a los Hermanos Musulmanes bajo una luz positiva.
De hecho, desde finales de marzo, Jordania ha sido testigo de una ola cada vez más intensa de protestas encabezadas por el “Foro Nacional de Apoyo a la Resistencia”, encabezado por el “Frente de Acción Islámica”, el partido de los Hermanos Musulmanes en el Parlamento jordano, junto con otros. Hasta hace poco, el régimen jordano consideraba las manifestaciones – que expresan el auténtico apoyo a Hamás entre el público jordano – un “desahogo” tolerable, siempre que fueran limitadas y no desafiaran al rey. Además, las protestas permitieron al régimen centrar las críticas públicas en un “enemigo externo” en un momento de empeoramiento de la crisis económica. Desde el comienzo de la guerra, Jordania ha sufrido una disminución en el turismo en comparación con años anteriores, por los daños a la importación y exportación de mercancías a través del puerto de Aqaba debido a los ataques hutíes en el Mar Rojo, desde la reducción del comercio con la Autoridad Palestina y la Franja de Gaza, y por la creciente dificultad para atraer inversiones de capital.
La casa real no hizo caso a los llamamientos de los manifestantes para cancelar el acuerdo de paz y cortar toda cooperación con Israel, pero intentó alinearse con el sentimiento público: en noviembre de 2023, Jordania llamó a consultas a su embajador en Israel y anunció la suspensión del proyecto “Prosperity” para suministrar agua a cambio de electricidad, que debían firmar ambos países, está patrocinado por los Emiratos Árabes Unidos. Al mismo tiempo, el Ministro de Asuntos Exteriores de Jordania acusó a Israel de genocidio, la Reina definió la conducta de Israel en la guerra como “una de las mayores injusticias de la historia” y el Rey Abdullah participó personalmente en el envío de ayuda humanitaria a Gaza desde un helicóptero de transporte jordano.
Estas y otras medidas están diseñadas para ayudar al palacio a navegar entre la presión pública para mostrar solidaridad con los palestinos y el interés del Estado en preservar las relaciones estratégicas con Israel. Gracias al acuerdo de paz, Ammán se beneficia de una ayuda estadounidense anual de 1,45 mil millones de dólares, del suministro de agua y gas natural de Israel a precios atractivos y de amplios vínculos de seguridad. Durante la guerra también se estableció un “puente terrestre” entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel, que pasa por Jordania y sirve como eje alternativo para el transporte de mercancías al Canal de Suez. A pesar de las críticas públicas al puente, la política jordana de facto es que “los manifestantes protestan y el convoy pasa”.
La ola de protestas provocó un cambio en la ecuación en cuanto al régimen jordano. La preocupación de las autoridades tocó varios aspectos: la frecuencia diaria de las manifestaciones; el alcance de sus participantes y sus numerosos centros. Las violaciones del orden, la violencia física y verbal sufridas por las fuerzas policiales por parte de los manifestantes, que intentaron romper el cerco de seguridad alrededor de la embajada de Israel en Ammán; Y en varios casos, se escucharon llamados de rebelión contra el rey. Además, con el apoyo de los exiliados de Hamás en Qatar y sus vínculos con Irán, la exigencia de que Jordania se uniera al ciclo de resistencia violenta contra Israel comenzó a aumentar en las manifestaciones y, por lo tanto, fueron percibidas por el palacio como una transición de una expresión legítima de solidaridad con los palestinos de los que es socio hasta luchar bajo el monopolio estatal del uso de la fuerza.
En respuesta a la creciente amenaza a la estabilidad y el orden, las fuerzas de seguridad jordanas dispersaron por la fuerza algunas de las manifestaciones y arrestaron a decenas de manifestantes, incluidos destacados activistas del Frente de Acción Islámica. Portavoces oficiales jordanos acusaron a Hamás, a elementos islamistas internos e Irán de subversión y rebelión que amenazan el orden público, la seguridad y el tejido social en Jordania. Las tribus transjordanas se apiñaron alrededor de la corona jordana y publicaron mensajes alabando la postura del Rey y su familia en la Franja de Gaza y condenando a “aquellos que comercian con la sangre del pueblo palestino” para promover agendas políticas diseñadas para dañar a la nación jordana. En respuesta, Hamás emitió una declaración aclaratoria en la que negaba cualquier intención de dañar la seguridad y estabilidad del Reino Hachemita o interferir en sus asuntos internos, rechazando cualquier daño a los Hermanos Musulmanes y elogiaba la posición del rey en la guerra.
Se escucharon palabras de apoyo similares de los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, la Autoridad Palestina y Arabia Saudita. Este último tiene frontera con Jordania y ve los intentos de subversión iraní-islamista en su vecino del noroeste como una amenaza directa a su seguridad nacional. El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, llamó al rey de Jordania a fortalecer su posición a pesar de las tensiones que han prevalecido entre ambos líderes en los últimos años. El presidente del Centro de Investigación del Golfo (GRC), Abdel Aziz Zakar, aclaró que “cualquier daño a la estabilidad de Jordania o amenaza a su seguridad es una línea roja”. Según él, “Riad no tolerará ningún intento de convertir a Jordania en un escenario ” para crear tensiones o estabelcer el caos e inestabilidad en el mundo árabe, con el pretexto de apoyar la resistencia en Gaza”.
Significados y recomendaciones
El papel positivo de Jordania la noche del ataque iraní a Israel fue un recordatorio del interés de Israel en la paz con el Reino y la necesidad de considerar sus preocupaciones y ayudarlo a enfrentar los desafíos externos e internos que amenazan su estabilidad y soberanía. Mientras Irán utiliza a sus emisarios para utilizar al mediador jordano contra Israel, las fuerzas islamistas jordanas apoyadas por Hamás, Qatar e Irán buscan construir su poder bajo los auspicios de la guerra en la Franja de Gaza y alterar el acuerdo de paz entre Israel y Jordania. Se espera una prueba de fuerza en las elecciones parlamentarias en Jordania que se celebrarán en noviembre de 2024, en las que el ‘Frente de Acción Islámica’ intentará aumentar sus fuerzas y dar un nuevo impulso al proyecto islamista en el reino y en el extranjero.
Se requiere que Israel y Jordania sigan fomentando el diálogo militar entre ellos en vista de las amenazas terroristas emergentes en Jordania. Además, Israel debe examinar sus acciones durante la guerra y sus consecuencias a la luz de sus efectos en Jordania, que teme el estallido de una guerra regional y un creciente malestar interno. En opinión de Ammán, la continua escalada entre Israel e Irán, el cambio del statu quo en los lugares santos de Jerusalén, el desplazamiento de residentes palestinos a Egipto y Jordania y la anexión unilateral israelí de territorios palestinos es de máxima prioridad ante los ojos del mundo islámico, y es la base según ellos del problema principal.
Estados Unidos también tiene interés en fortalecer a su aliado jordano frente a los desafíos de la guerra. Puede exigir a Qatar que proporcione cobertura alentando las manifestaciones en Jordania en la emisora Al-Jazeera, que es el canal de televisión más visto en el reino, e implorar a la propia Jordania que impida el discurso hostil sobre Israel por parte de locutores jordanos en los medios de comunicación leales al régimen; la última ola de protestas ha demostrado que ese discurso no aísla a la casa real de las críticas, sino que más bien legitima las afirmaciones de las fuerzas islamistas de dañar las relaciones con Israel.
Por último, al día siguiente de la guerra, se recomienda a Israel, Estados Unidos y Arabia Saudita que incrementen la integración de Jordania en los procesos de normalización regional de una manera que contribuya a su bienestar y estabilidad, por ejemplo fomentando la cooperación económica y aumentando inversiones en Jordania. Además, los tres países deben coordinar con Jordania futuros acuerdos entre musulmanes y judíos en Jerusalén Este, en vista del estatus especial otorgado al reino en los lugares santos en virtud del acuerdo de paz israelí-jordano, y debido a su probada capacidad para actuar como factor moderador y estabilizador regional.
Dr. Ofir Winter Es investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional y profesor del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Tel Aviv. Se graduó de estudios de doctorado en Historia de Medio Oriente y África en la Universidad de Tel Aviv y fue seleccionado como investigador principal que lleva el nombre de Alice y Paul Baker en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional. Su tesis doctoral abordó la lucha entre Egipto y Jordania sobre la legitimidad de los acuerdos que firmaron con Israel entre 1973-2001. En los años 2006-2009, se desempeñó como jefe de la mesa de prensa siria en el Instituto MEMRI. En 2022, De Gruyter publicó su libro Paz en el nombre de Allah: Discursos islámicos sobre los tratados con Israel. Islamistas y liberales árabes (con Uriah Shavit), y autor de artículos que tratan sobre el Egipto contemporáneo, el conflicto árabe-israelí, las relaciones religión-Estado en el mundo árabe y la ley musulmana moderna.