Quienes piden la creación de un Estado palestino deberán tener en cuenta lo siguiente
Por: Gastón Saidman

La idea de un Estado palestino tiene ventajas y desventajas, el debate es un poco más profundo y ya no estamos en aquellos días en que podemos planificar una paz basada en la unidad bajo los valores de la cooperación y el entendimiento mutuo.
Incluso la idea de poder intervenir con la ayuda de las potencias mundiales entregando la reconstrucción de Gaza y su estructura civil después de la guerra a los dirigentes saudíes y dejándoles atribuirse el mérito ante los ojos del mundo árabe es completamente irreal mientras la violencia, el odio y la barbarie sigan siendo un punto clave en la identidad palestina, lo que dificulta las buenas intenciones de sus aliados.
Pensar en un Estado palestino libre y soberano es un sueño por ahora. Quienes fantasean con que algo así pueda suceder en el corto plazo se equivocan, y quienes insisten en la perspectiva occidental y quieren luchar por la causa palestina se verán obligados a elegir un plan para dentro de 50 años, porque la solución de aquí a mañana es irreal, mientras no quieran que la sociedad cambie.
Ante el atroz y horroroso asesinato de la familia Bibas, donde los niños fueron ahorcados, aparentemente delante de su madre, las violaciones de mujeres fueron filmadas de la manera más brutal y los bebés fueron quemados en microondas, el mundo pareció indiferente, centrándose en el hecho de que la única solución es la creación del Estado palestino y oponiéndose al legítimo derecho de Israel en defenderse. Pero lo más triste es ver cómo los niños en Gaza salieron a celebrar públicamente la muerte de los rehenes, vestidos de terroristas con armas de juguete o no, glorificando el acto de terrorismo contra civiles inocentes, lo que hace pensar que el cambio no vendrá con la idea de desplegarlos en países árabes, sino trabajando para crear una generación que realmente quiera un Estado soberano, pero sin el odio, que hasta la fecha fue el objetivo nacional palestinoy el mundo no quiere ver, o no quiere realmente hacer el esfuerzo de entender bajo la fantasía de que terminará en un simple acuerdo de paz.

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Los cambios drásticos que ha experimentado el mundo desde principios del siglo XXI, con la conocida ideología socialista y revolucionaria del Tercer Mundo y la influencia de corrientes intelectuales de izquierda, que despertaron falsas esperanzas de que las comunidades palestinas pudieran de alguna manera encontrar una nueva identidad construida sobre la coexistencia pragmática o incluso crear su propio ethos cívico, sin comportamientos destructivos, han llegado a su fin.
Puede parecer muy negativo oponerse al derecho de un pueblo a crear su propio Estado, pero ver niños expuestos a cadáveres sin una crítica ética refleja un declive moral muy grave. Nos enfrentamos a una falta de liderazgo fuerte que pueda conducir a los palestinos hacia una sociedad más humana y tolerante.
El enfoque actual de la sociedad palestina es autodestructivo para ellos y para la región en general, y si nos atenemos a los hechos históricos, ningún acuerdo ha conducido a la normalización que tanto desea el mundo moderno; de lo contrario, cada intento ha terminado en derramamiento de sangre.
Parece que el mundo todavía no comprende que ha caído en una trampa ideológica que afecta especialmente a las nuevas generaciones, haciéndoles creer en un futuro mejor pero que en realidad sólo les causa más sufrimiento. Por otra parte, los propios palestinos no reciben el trato que desean de sus llamados países aliados, que, mientras los ayudan, los ven como ciudadanos de segunda clase y, por otro lado, luchan por sus llamados derechos. Frente a un mundo moderno lleno de progreso tecnológico y de globalización que ha acercado a los países, la resistencia palestina ha bloqueado todo tipo de cooperación en estos ámbitos que podrían aportar a los ciudadanos un nivel de vida mucho mejor, pero de lo contrario y sumando la financiación y aliento de las narcisistas élites liberales occidentales y los tiranos qataríes, queriendo hacer el bien al final están condenando a los niños palestinos a un futuro de más violencia y crueldad.
El propósito de este artículo no es crear una posición anti palestina, sino transmitir que esta civilización es víctima de gobernantes locales corruptos y milicias fanáticas. Es más bien un reflejo de la realidad que no se quiere ver, una ilusión, pero destructiva.
En los últimos meses vimos en los medios de comunicación como Hamas y los mismos ciudadanos de Gaza festejaban ante las cámaras el asesinato de la familia Bibas, pero no se escuchó ni la más mínima critica del mundo occidental que incluso en algunos rincones trataron los atentados del 7 de octubre como fake news.
Las ilusiones de un nacionalismo palestino reformado, libre del antisemitismo y de la glorificación de la violencia, han desaparecido. Lo que queda es un desastre moral y político.