Ante el nuevo orden mundial, Israel puede verse perjudicado
Por: Gastón Saidman
El título del siguiente artículo contiene la frase “orden mundial”. Probablemente la hayas oído decir especialmente a los presidentes de los Estados Unidos, “The New World Order”.
En este contexto hubo un grupo de países occidentales en particular que se alinearon con las reglas cambiantes de quienes lideraron gran parte de la arena política internacional; está claro que en este eje se encuentra Israel representando a Medio Oriente.
Esa oscura mañana del 7 de octubre del 2023, sin duda afectó a la sociedad israelí dejándola en un trauma difícil de superar. El gobierno israelí, que, si bien ya estaba pasando por su peor momento en la política interna, se enfrentó a un combate: la lucha contra la crítica opinión del mundo. Aun cuando esta no fue la primera vez, en esta ocasión tuvo que enfrentarse a quienes hasta la fecha fueron sus amigos, porque quizás las potencias internacionales cambiaron el juego de “el nuevo orden mundial”, donde parece que ya no tiene tanta influencia y su conducta podría hacerle perder muchas oportunidades que fueron trabajadas duramente para conseguirlas, como, por ejemplo: la normalización con el resto de los países islámicos.
Los “Acuerdos de Abraham” fueron pasos muy importantes para Israel en esta última era. La posibilidad de normalizarse con un estado islámico le dio al gobierno israelí una sensación de seguridad que incluso podríamos calificar de arrogancia. Estas nuevas relaciones despertaron el interés de poder alcanzar una normalización también con Arabia Saudita, donde supimos públicamente que las relaciones con el reino sí existían hace muchos años, pero de forma discreta.
Mapa político del Medio Oriente
Israel entre los Estados Unidos y Arabia Saudita
El nuevo liderazgo del gobierno estadounidense de Biden trajo cambios significativos en Medio Oriente. Primero observamos que Estados Unidos comenzó a distanciarse de sus aliados en la región; un claro ejemplo de esta afirmación fue la retirada de Afganistán, al tiempo que expuso a sus ciudadanos ante la amenaza de los talibanes, lo que puede haber sido el primer paso para el “nuevo orden mundial”, de lo que estamos hablando, pero aún no estamos tan seguros de qué se trata.
Los roles también se han modificado. Egipto ya no es el principal mediador entre Oriente y Occidente, su posición como árbitro entre Israel y Hamás cambió cuando Qatar se convirtió en uno de los principales contribuyentes de la organización terrorista, y ahora, si el gobierno egipcio quiere abordar el conflicto entre Israel y Hamas como mediador, será una labor que tendrá que compartir con Arabia Saudita.
Antes del atentado del 7 de octubre reinaba un ambiente positivo con grandes esperanzas de poder alcanzar un acuerdo de normalización entre Israel y Arabia Saudita, pero este último pedía claramente que Israel tuviera en cuenta una cosa en concreto, la cuestión palestina.
Esta afirmación no es nueva e incluso el Príncipe Salman anunció públicamente su interés en este último reclamo; el problema fue que el gobierno israelí, orgulloso de su logro al llevar a Arabia Saudita a este punto, se mostraba como si estuviera ignorando la causa palestina, sin dar una respuesta clara.
Hoy Israel necesita más que nunca a sus aliados, pero el nuevo orden mundial refleja lo siguiente: a) Estados Unidos está menos comprometido, como ejemplo, la reciente votación en la ONU para alcanzar un alto al fuego, en donde la vicepresidente estadounidense optó por no votar dejando a Israel a su suerte, b) Qatar, que le hace sombra a Egipto junto con Irán y el eje antioccidental, y c)Arabia Saudita, que desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás presenta una fría imagen hacia Israel.
Si analizamos el panorama general, vemos que Occidente está más cerca de Oriente, pero en el que Israel no tiene un papel principal. La administración Biden podría haber llegado a acuerdos con Arabia Saudita para comenzar su retirada, como se indicó, pero la guerra del 7 de octubre cambió el rumbo y colocó a Israel bajo la negativa visión saudí, quien ahora tiene las cartas a su favor, un poder que obliga a Israel a tener en cuenta el deseo de cooperar con la cuestión palestina, porque tal cosa daría al reino la posición de país líder en Oriente Medio y el mundo islámico, aprovechando al mismo tiempo una gran ventaja sobre su principal enemigo, Irán.
Está claro que Israel desea poner fin a la guerra e iniciar un acuerdo de normalización con el mayor número posible de países islámicos, para ello tiene en cuenta la importante posición de Arabia Saudita en la región y en el mundo como un país que reconstruirá Gaza, y si esto suena como un enfoque positivo, el problema es que dentro de este proceder Israel no se compromete a tratar a Palestina como una autoridad, como si todavía hiciera oídos sordos o no entendiera el mensaje que le transmiten los enemigos con los que tiene oportunidad de llegar a un acuerdo.
¿Cuál será el nuevo orden mundial?
Como todos sabemos, siempre hay acontecimientos detrás de la escena que son muy difíciles de descifrar incluso si se comprende el panorama. Está claro que el nuevo orden mundial ya no tiene a Israel como aliado principal ni tampoco lo descarta, pero ante las nuevas potencias nacidas con el paso de los años, Estados Unidos está planteándose sus nuevas alianzas.
El eje occidental formado por EE. UU. e Israel ha cambiado y hoy es EE. UU. y Arabia Saudita, que últimamente están muy unidos, sobre todo para frenar la influencia de China e Irán en la región.
Estados Unidos necesita su relación con Riad para obtener un suministro estable de petróleo y también para reducir los vínculos entre el reino y China en una serie de cuestiones, en particular la cooperación tecnológica, de seguridad y nuclear. Por el lado saudita está el acuerdo de defensa con USA que fortalecerá la seguridad del reino frente a Irán, la recepción de un avanzado sistema de defensa antimisiles estadounidense que incluye aviones 35F y asistencia estadounidense para establecer una infraestructura nuclear civil, incluida la operación de un circuito de combustible nuclear.
No es nuevo que en política las amistades cambian, y hoy hay un acercamiento de intereses entre Arabia Saudita y Estados Unidos que piden a Israel cambiar su enfoque político. Esto podría fortalecer la relación entre los tres, pero hasta ahora el gobierno israelí no ha dado respuestas claras, y el resultado puede afectar a Israel y hacerle perder buenas oportunidades, como el establecimiento de una serie de fuerzas regionales lideradas por Estados Unidos y Arabia Saudita contra el eje de resistencia liderado por Irán, o la participación activa de Arabia Saudita, en la promoción de reformas en la Autoridad Palestina y en la estabilización y rehabilitación de la Franja de Gaza, junto con Egipto, haciendo de estos dos una imagen de ¡Los poderosos líderes de Medio Oriente!
Hay que tomarse muy en serio la actitud de Biden, sobre todo en el último mes cuando tuvo que vivir el ataque iraní del que pudimos defendernos gracias a la ayuda de la inteligencia americana, Arabia Saudita e incluso Jordania, que vieron que los misiles atravesaban su cielo, tensaron sus relaciones con Irán.
Creo que si bien como mencioné hay un cambio en este nuevo orden mundial, los ejemplos dados son solo la primera etapa del cambio. Estados Unidos ya ha iniciado su segundo paso que es utilizar la técnica del palo y zanahoria de repente con la cancelación de la transferencia de armas a Israel en el último momento. Esto fue un simple mensaje, fue un ultimátum, y esperemos que no nos digan: “Esta es la última oportunidad”.